INTRODUCCIÓN.
El síndrome metabólico (MetS) es una combinación de trastornos médicos que incrementan el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y diabetes. Aproximadamente se calcula que afecta a un tercio de la población adulta en EEUU, pero... ¿cómo puedo reconocer esta comorbilidad? En este caso, los criterios de diagnóstico serían los siguientes (1) según la Federación Internacional de Diabetes (2006):
- Obesidad central (definido como circunferencia de cintura): 94 cm o más en hombres europeos y 80 cm o más en mujeres europeas. Esta medida también sería equivalente a tener un índice de masa corporal (IMC) mayor de 30 kg/m2.
Este último, es un factor que debe estar presente, teniendo también que haber, dos de algunos de los siguientes factores:
- Triglicéridos altos: Más de 150 mg/dL (1.7 mmol/L) o la utilización de un tratamiento especifico para esta anormalidad lipídica.
- Colesterol HDL reducido: Menos de 40 mg/dL (1.03 mmol/L) en hombres y menos de 50 mg/dL (1.29 mmol/L) en mujeres, o bien tener un tratamiento específico respecto a ello.
- Presión arterial elevada: Presión arterial sistólica mayor de 130 o diastólica mayor de 85 mmHg, o utilizar antihipertensivos.
- Niveles de glucosa sanguínea altos: Más de 100 mg/dL (5.6 mmol/L) o haber sido diagnosticado anteriormente con diabetes tipo 2.
Analizando esta situación nos encontramos que las personas con dichas morbilidades, concretamente el 35%, toma dos o más fármacos diarios. El término "polifarmacia" hace referencia al consumo de 5 o más fármacos al día, siendo evidente que la mayoría de ellos tienen numerosos efectos secundarios, donde las dosis tienen que ir siendo aumentadas cada cierto tiempo para mantener los efectos deseados. Por ello, parece imprescindible presentar estrategias para reducir su consumo, como puede ser el ejercicio físico. Este último se ha presentado durante los últimos años como una verdadera polipíldora con grandes beneficios sobre la salud poblacional, y que parece que puede imitar los efectos de muchos fármacos.Sin embargo, su verdadero objetivo no es reducir el consumo de fármacos, sino actuar de forma coadyuvante a ellos. En el estudio actual se pretendía determinar los efectos de realizar una intervención de ejercicio físico durante 5 años sobre el MetS y numerosas variables relacionadas con la salud, así como el uso de medicamentos. Para ello, y anteriormente, un estudio piloto del mismo grupo de investigación demostró que una intervención con ejercicio de 4 meses, durante 2 veces en 2 años, previno los aumentos de la medicación para normalizar los niveles de glucosa en estos pacientes. ¿Qué pasará ahora?
Si quieres saber más sobre como interaccionan los fármacos con el ejercicio, aquí tienes esto.
Ilustración 1. Carátula del artículo publicado este mismo año (2021) en la prestigiosa revista "Medicine & Science in Sports & Exercise".
MÉTODOS
Este estudio se realizó a través de un ensayo controlado aleatorizado con 64 adultos inactivos y de mediana edad. El MetS se definió a través de los criterios explicados con anterioridad pertenecientes a la Federación Internacional de Diabetes. Como criterios de exclusión destacaron los siguientes:
- Tener enfermedad cardiovascular o renal no tratada.
- Contar con alguna condición relacionada con intolerancia al ejercicio.
Respecto a la selección de grupos, existía un grupo control y otro intervención, analizándose los datos al inicio del estudio y a los 5 años, y contando tal y como se ha mencionado anteriormente, con un seguimiento previo de 2 años.
INTERVENCIÓN
El grupo intervención realizó un programa supervisado de ejercicio físico durante 3 días alternos semanales, a través de intervalos de ejercicio de alta intensidad en bicicletas estáticas durante 4 meses. Para ello, y debido a que los participantes no tenían experiencia con este tipo de intervenciones, se realizó una sesión de familiarización. De forma más detallada, estas sesiones contaban con una calentamiento de 10 minutos al 70% de la frecuencia cardiaca máxima (FCmáx.) seguidos de 4 intervalos de 4 minutos de ejercicio al 90% de la FCmáx., donde se recuperaba 5 minutos entre cada uno de ellos.
VARIABLES
Los sujetos de estudio eran pesados y medidos por la mañana, tras un ayuno nocturno, y se les tomaba la medida de la circunferencia de cintura. Además, otros parámetros como la masa grasa y masa libre de grasa eran recogidos a través de bioimpedancia eléctrica, y la presión arterial mediante un electro esfigmomanómetro, estando para ello previamente 10 minutos en reposo y en posición de decúbito supino. Finalmente, se midieron los niveles de glucosa, insulina y lípidos (triglicéridos, colesterol total, HDL y LDL) en sangre. Todas estas medidas se calcularon de forma específica, a través de diferentes fórmulas, para cada sexo.
Además de todo lo anterior, se evaluó la aptitud cardiorrespiratoria de estos sujetos mediante un cicloergómetro con calorimetría indirecta y electrocardiograma. Para ello, se utilizaba un protocolo donde se calentaba 3 minutos a 30 vatios (W) para mujeres y a 50 W para hombres, incrementando la carga de trabajo cada minuto hasta el agotamiento, unos 15 W para mujeres y 20 W para hombres.
Finalmente, se recogió mediante un diario nutricional la ingesta calórica y composición de macronutrientes y se les cuantificó los niveles de actividad física a través de una pulsera de actividad. Cabe destacar que ambos grupos se encontraron en todo momento bajo supervisión médica.
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RESULTADOS
Como adicción a la parte de metodología se concreta que finalmente se reclutaron 25 sujetos para el grupo intervención y 26 para el grupo control. Los niveles de adherencia al programa de entrenamiento fueron altos, en este caso en torno a un 90%, pese a que cada año únicamente había 4 meses de ejercicio supervisado.
Los resultados relataron que el número de factores asociados al MetS se reducía con el tiempo en el grupo ejercicio sin cambios en el control, donde el volumen de oxígeno máximo (VO2máx.) se veía aumentado en el primer grupo y reducido en el segundo. Además, estos últimos aumentaron el uso de medicamentos sin haber cambios respecto a ello en el grupo ejercicio. Más concretamente, los sujetos que tuvieron que aumentar los antihipertensivos, hipoglucemiantes y la medicación total fue mucho menor en el grupo ejercicio.
Finalmente, no se encontraron diferencias significativa entre la ingesta calórica y los niveles de actividad física de estos sujetos.
DISCUSIÓN
Como discusión, los autores destacan que tras un seguimiento total de 5 años, el grupo ejercicio no tuvo que consumir más medicamentos para controlar su condición, mientras que el grupo control tomó el doble.
Estos resultados pueden ser extrapolables a grupos de edad y sexo concretos debido a los criterios específicos utilizados. Sin embargo, pese a que las dosis de medicación estaban controladas por el personal médico de cada sujeto y se cuantificó de forma exacta previamente y al finalizar el seguimiento, estas pueden sufrir variaciones que pueden "confundir" los beneficios del ejercicio. A modo de ejemplo, si se sube la dosis de metformina se habrá mejorado la sensibilidad a la insulina a causa de ello y no por los propios efectos del ejercicio físico.
No obstante, existen numerosas intervenciones que han demostrado reducciones de la medicación en diabéticos tipo 2 a través de unos adecuados hábitos de vida. Concretamente, se reportaron disminuciones de los hipoglucemiantes de hasta un 56% en 12 meses de intervención a través de una alimentación saludable y ejercicio, casi nada... Incluso, y comparándolo con otros fármacos, parece que los efectos del ejercicio son igualmente beneficiosos para reducir la presión arterial sistólica en relación con algunos antihipertensivos.
Por todo ello, se le debe dar la importancia que se merece al ejercicio físico, ya que incrementos de 1 MET, es decir, de 3.5 ml/kg/min de oxígeno, aumentan en un 12% el umbral de supervivencia. Pues bien, en esta intervención se produjeron unos aumentos cercanos a 8 METS, unos 28 ml/kg/min, lo cual equivaldría a un 96% más de tasa de supervivencia en esta población.
Para finalizar, los autores señalan como limitación al presente estudio la no inclusión del ejercicio de fuerza, pese los grandes beneficios demostrados sobre dicha comorbilidad. También destacan alguna fortaleza, y es que dicha intervención se realizó durante 5 años, un periodo relativamente amplio, y a través de un tipo de estudio, randomizado, que permite eliminar sesgos.
Ilustración 2. Infografía que compara la utilización de fármacos entre un grupo y otro a lo largo de los 5 años de seguimiento.
CONCLUSIONES
A modo de conclusión, se puede decir que el ejercicio físico puede atenuar el aumento de fármacos requeridos para controlar el MetS durante 5 años, donde los beneficios fueron visibles a partir de los 4 meses y sin inducir pérdidas de peso.
Por todo ello, y tal y como dijo en 1978 el bueno de Robert Butler: "Si el ejercicio pudiera empaquetarse en una píldora, sería el medicamento más recetado y beneficioso del país"
¿Has reducido la utilización de fármacos gracias al ejercicio? Si es así, cuéntanoslo abajo en los comentarios.
REFERENCIAS
Articulo original:
Bibliografía adicional:
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