Si existe un modelo con el me identifico como maestro, es sin duda el modelo de responsabilidad social y personal. Además de los objetivos físico-motrices, esta metodología pone el foco de atención en las conductas personales, que tendrán una transferencia en el aula y fuera del aula (la sociedad). ¿Porqué cuesta tanto poner el foco de atención en las conductas, sentimientos, los derechos, incluso la autonomía? ¿Nos obsesionamos enseñando contenidos? ¿Donde se encuentra el balance?
El objetivo de esta entrada de blog es hacer una breve aproximación a las fases o niveles que se necesitan seguir para construir con éxito este modelo en las clases de Educación Física o cualquier otra clase del currículo. También se proponen algunos recursos que ayudarán a lo largo de la implantación del modelo.
Este modelo pedagógico fue creado en la década de los 70s (Hellison, 1978, como se citó en Fernandez-Rio et al., 2018), en Boston, USA. Originariamente el modelo fue creado para dar respuesta a las clases en grupos de población desfavorecidos, donde a través del deporte se pretendía potenciar el desarrollo de capacidades, valores y comportamientos. Donde este modelo pone el foco de atención.
Para llevarlo a la práctica, se proponen 6 niveles de responsabilidad, por los que se va guía y construye el aprendizaje. Se empieza por la responsabilidad personal, para avanzar e integrarlo en la responsabilidad social. De esta forma se tienen:
Nivel 0- Conductas y actitudes irresponsables.
Es el primer nivel y pretende acabar con las conductas que no se pueden consentir en el aula, con alumnado generalmente conflictivo. Suele ser común observar el uso de excusas, culpar a los demás por cosas que pasan a uno mismo, negar las responsabilidades en general.
Nivel 1- Respeto por los derechos y sentimientos de los demás.
Al establecer los derechos personales y de grupo, se busca que el alumnado no interfiera en los derechos de los demás (aprender, participar...). Además, el docente es un guía, no participa en el proceso, sino que enseña herramientas, para que el alumnado solvente los problemas del día a día. Es decir, puedes no "querer" o no "estar listo" para participar en las clases, pero sin molestar a los que sí quieren participar (pues tienen derecho a aprender). En mis clases suelo tener un poster con las normas de respeto, que están siempre visibles para que en cualquier momento durante la clase, se pueden observar. Las he agrupado en 3 categorías: respeto a uno mismo, respeto a los demás y respeto al entorno.
Nivel 2- Participación y esfuerzo.
Se da un paso hacia adelante, y ahora se busca y potencia la participación y el esfuerzo. Requiere de motivación interna, pues cuando las cosas no salen bien, hace falta seguir intentándolo. Es el último nivel de responsabilidad personal, antes de entrar en los niveles de responsabilidad social. Al comenzar este nivel les ayudo con una pequeña motivación externa (el WOW challenge). Al principio de la clase proponemos 1 objetivo de tipo personal, que si lo consiguen al final de la clase habrán alcanzado el mejor nivel en la escala de autoevaluación (poster escala de autoevaluación descargable en el siguiente enlace). Recuerda, la motivación externa no debe ser para siempre, debemos redireccionarla hacia la motivación interna.
Nivel 3- Autonomía y liderazgo.
Se pasa ahora a trabajar de manera autónoma, donde el docente supervisa "indirectamente". Se realizan planes personales basados en las necesidades de cada uno. Se pueden establecer los roles (líder, arbitro, juez...). Tanto en las tareas jugadas, como en la resolución de conflictos. Sobre este último, las clases de EF esta plagadas de conflictos y la solución de dichos conflictos pasa por su autonomía en la resolución de los mismos. En mis clases tenemos la famosa "esquina resolución de conflictos" (descargable en el siguiente enlace), es el propio alumnado envuelto en el conflicto el encargado de resolver el mismo.
Nivel 4- Ayuda a los demás.
Se actúa sin esperar nada a cambio, sin ningún tipo de recompensa externa. Este proceso pasa por ayudar a los que más lo necesitan y sensibilidad por las necesidades de los demás.
Nivel 5- Transferencia (fuera del aula).
Lo ideal es ponerlo en practica fuera del aula, pero el docente no va a estar ahí para observarlo, solo podrá escuchar situaciones en las que ellos mismos admiten haberlos puesto en práctica. Otra opción es pegar en las paredes posters con ejemplos de situaciones cotidianas en las que se pueden aplicar lo aprendido, de forma que siempre estén visibles y sirvan de referencia para docente y discentes.
Se concluye que este modelo esta orientado a favorecer la convivencia en las aulas. Desde el momento en el que el propio alumnado es capaz de resolver sus propios conflictos, al menos la mayoría de ellos. Sobre todo las pequeñas "minucias" (lo pongo entre comillas, porque aunque para el docente sean "minucias", para el niñ@ es su vida, no podemos olvidar que su vida es un juego).
Cómo citar esta entrada de blog: Vázquez, I. & Hernando, I. (16-04-2022). La responsabilidad del alumnado en EF. Pildorabreve. https://pildorabreve.com/blog/ejercicioysalud/la-responsabilidad-del-alumnado-en-ef
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